sábado, 3 de enero de 2009

La Historia de la Vergüenza

La libertad estaba allí, casi se podía sentir, oler. Pero nadie podía tocarla. Nadie podía hacer uso de ella. Muchos fueron los que creyeron que les pertenecía por derecho, pero se equivocaban, decidieron que no, los gobernantes lo decidieron; ellos lo deciden todo, cambian las vidas de los demás a su antojo y si además a este poder le sumamos que en este caso fueron crueles, asesinos, viles, represivos, etcétera, la historia se convierte en vergüenza para la humanidad.

Mucha gente pensaba que un muro no podría cercar a la libertad como a un animalillo en su jaula, pero se equivocaban, durante 28 años pudo. Así está escrito, así fue como fue. Y después, 75000 personas fueron arrestadas por intentar huir de esa jaula. De los heridos y asesinados no doy cifras, me tiemblan las manos.

Empezaron a colocar alambradas el 13 de agosto de 1961. Dicen que querían detener el éxodo de ciudadanos de oriente hacia occidente. El día 18 del mismo mes y del mismo año comenzó la construcción del muro. Toneladas de hormigón para la libertad y “Telón de Acero” para el mundo. A lo largo de la historia se han construido muros y murallas para defender las ciudades de las invasiones enemigas, es decir, para que no se pudiera entrar, pero éste no, éste se construyó para que no se pudiera salir.

La historia le dio el nombre de “Muro de Berlín” o “muro de la vergüenza”.

Walter Ulbricht, uno de los grandes luchadores por la unificación de socialdemócratas y comunistas, accedió a la secretaría general del Partido Socialista Unificado de Alemania. Principal dirigente de la República Democrática Alemana dijo que nadie pretendía levantar un Muro, que lo que estaban haciendo era reforzar la vigilancia de las fronteras con Berlín oeste siguiendo consejos de sus socios del Pacto de Varsovia. Dos meses después ordenaba su construcción. Un Muro de 155 Km de largo.
El pueblo protestó, por supuesto, pero miles de personas fueron detenidas por manifestarse o intentar huir. Desde el lado de oriente, para los seguidores de Ulbricht, el Muro no era un Muro sino una “barrera de protección antifascista”.

Cientos de familias separadas por el hormigón gris.

Hay una anécdota, prueba de que la población no claudicaba, sobre una niña que le pregunta a su madre:
-¿Qué hacen aquí esos soldados?
-Vigilan para que nadie pueda venir de allí (del oeste) –la madre añade más bajo- y sobre todo para que nadie salga de aquí.

Algunos ciudadanos de Berlín se las ingeniaron para huir de una forma o de otra arriesgando sus vidas. Por debajo de tierra, en globos aerostáticos, mini submarinos o con cables tendidos sobre el Muro. Pero muchos no lo consiguieron y murieron acribillados a balazos. Los que consiguieron llegar a la República Federal Alemana, se dice que tuvieron una buena acogida por parte de sus paisanos y del gobierno, eso facilitó mucho que se pudieran integrar mejor. Aun así, después de la caída del Muro, creció el malestar entre algunos que acusaron a los berlineses de oriente de quitarles el trabajo. No es tarea fácil acostumbrarse a vivir juntos después de tantos años separados. La herida fue honda y difícil de curar.

Los comunistas alemanes del Partido Socialista Unificado, que después fueron Partido del Socialismo Democrático y después Partido de la Izquierda, favorables a la separación de las dos Alemanias, fueron los responsables de la construcción del Muro.

El “Muro de la Vergüenza”, calló en la noche del 9 de noviembre de 1989 al 10 de noviembre de 1989, gracias a las exigencias de libertad de circulación y a las constantes evasiones.

El miembro del Partido Socialista Unificado Günter Schabowski, anunció en directo por la televisión de Alemania Oriental que todas las restricciones habían sido retiradas. Schabowski leyó un proyecto de ley y un periodista preguntó: “¿Cuándo entrará en vigor? A lo que éste respondió: En cuanto lo diga, inmediatamente. Miles y miles de personas fueron a cruzar el muro por primera vez.

La noche del día nueve al diez, los berlineses destruyeron el “Muro de Berlín” con picos, martillos y todos los instrumentos que tenían a su disposición. Esa noche el mundo libre se paralizó para ver caer los últimos vestigios de aquella prisión.

Y después música, mucha música en Venecia (Pink Floyd):

“All in all you were all just bricks in the wall”.
Después de todo solo erais ladrillos en el Muro.

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