jueves, 30 de abril de 2009

Profesores que enseñan y otros

Estudié en un colegio en Granada que se llama Ave María de la Cuesta del Chapiz. Soy “avemariano”. Antiguo alumno de un centro de enseñanza al que tengo en muy alta estima y siempre estaré agradecido a todos aquellos profesores sus enseñanzas tanto escolares como de la vida en general ya que al estar internado, con algunos profesores, nuestra relación no era estrictamente de maestro a alumno.

Recuerdo a Don Andrés López, nuestro maestro de latín y al mismo tiempo rector del colegio. Era y supongo que seguirá siendo una persona campechana, de Santaella. Recuerdo que para Mayo íbamos los montalbeños a su casa, pedíamos permiso para entrar en su despacho y cuando nos veía con la cabeza agachada nos decía: “ya se acerca la Romería y queréis iros al pueblo”. Aunque algunas veces intentara retenernos allí por caer esta fiesta entre semana y por las clases y los estudios que teníamos que perder, muy pocas lo consiguió, solíamos fugarnos si esto ocurría.

Ahora creo que el director es Antonio Casquet. Este hombre me enseñaba la asignatura de historia. Creo que me porté bastante mal con él. Aunque era un profesor al que he respetado, y admirado mucho y supongo que el sentimiento es recíproco, nunca aprobé su asignatura. La rebeldía de aquellos años pudo con todas sus explicaciones. Éramos muy jóvenes, y le teníamos un odio especial a todo lo que se moviera mediante unos cánones y unas leyes establecidas. Muchas veces me he arrepentido de no atenderle porque mi curiosidad me ha llevado a indagar sobre la historia pero en esta ocasión he tenido que hacerlo solo y eso cuesta.

Teníamos un himno, lo tuvimos que aprender, a mí no me gustó nunca pero eso es lo que había: Gloria, gloria al genial pedagogo/ de la iglesia cristiana sostén/ que pasó por la tierra triunfante/ derramando a raudales el bien…
Una especie de niñería absurda, o al menos eso es lo que yo pensaba en aquellos tiempos, pero ahora me doy cuenta que esa tontería les daba pie a los profesores para enseñarnos quien fue el fundador de los Colegios del Ave María.

Este fundador, Don Andrés Manjón y Manjón, fue un hombre que dio toda su vida por la educación, una especie de sabio que fue capaz de crear un proyecto de enseñanza, regido por unas normas morales y humanas, que revolucionó todos los métodos pedagógicos de ese tiempo. “A lo largo de su vida se abrieron unas 400 escuelas por todo el mundo”.

Eloy Vaquero, “en 1917, visitó en Granada las Escuelas del Ave María del padre Manjón…” “Para todo lo que fuese aprender e innovar Vaquero estaba siempre abierto a las más diversas corrientes”. (Lo entrecomillado lo he cogido de un prólogo de “Las Escuelas al Aire Libre” de Eloy Vaquero).

Todos estos recuerdos sobre mi colegio de hace años, legaron a mi mente mientras leía una noticia en la prensa el otro día.
Los padres de un niño de 11 años de Ibiza, quieren que aprenda español, pero en su colegio, parece que los mismos profesores repudian esta lengua. Por lo que leí, hay profesores que restan puntos por utilizar el español para expresarse en un examen, aunque solo sea para poner la fecha.
Este niño le contó a una profesora que en su casa, con sus padres habla castellano y esta contestó que era una “vergüenza, que un ibicenco hable en español con sus hijos”.

Cualquiera que haya leído de una forma más o menos constante los periódicos, o haya escuchado la radio, o visto la televisión en los últimos meses, sabe las restricciones que está teniendo nuestro idioma en algunas zonas de España. Es decir, que la noticia no es nueva, ya sabemos de otras malas artes contra esta lengua como las de los rótulos de los comercios en Cataluña y muchas más.

Lo que a mí me llama la atención es que este colegio se llama Cervantes. Es curioso. Cuando terminé de leer la noticia me quedé pensativo y no pude evitar preguntarme: ¿Le estarán enseñando estos profesores a sus alumnos por qué se llama Cervantes su colegio? ¿Le estarán explicando quién fue este hombre y cuáles fueron sus obras?

A mí en mi colegio me lo enseñaron.

martes, 14 de abril de 2009

La crisis a punto de calle

El otro día, un gran lector de este blog, me hizo una sugerencia: “¿Por qué no hablas de la crisis?”.
La verdad es que no sé por qué pero nunca he escrito un artículo de este tema. Yo sé que esto es lo que nos afecta ahora, sé que todo esto de las investigaciones a políticos, de los trajes comprados o regalados, de las tramas de corrupción que cree haber encontrado Garzón aunque poco hable de lo suyo, todo esto tiene un fin común, que es despistar al ciudadano.
Los mismos periódicos o los telediarios, cuando sale una noticia así, parece que se olvidan de la crisis.
El Gobierno de España, que durante mucho tiempo estuvo negando que hubiera crisis, engañando a los ciudadanos de este país, parece, o por lo menos a mí me da esa impresión, que es el primer partidario de que se saquen noticias de estas, de despiste.

Entonces en que quedamos. Yo creo que a estas alturas ya nadie se atreve a negar la realidad de la crisis. Pero ¿hasta qué punto nos afecta? ¿Tenemos que dejar de gastar dinero como lo hacíamos antes? ¿Vendrán las vacas flacas? ¿Qué pasa con los bancos y las cajas? ¿Son fiables o no?
Es posible que haya gente que pueda dar repuesta a estas preguntas porque sean más listos o entiendan más de economía pero yo no me mojo, en este tema no.
El otro día dijo el señor Solbes, con el asunto este de la Caja Castilla la Mancha, que no hay de que preocuparse, y que no hay nada que temer, pero luego por la noche, estoy tan tranquilo viendo en el programa de Buenafuente al señor Leopoldo Abadía, que por cierto, el tío es un artista para explicar las cosas estas de la crisis con un toque de humor, y así entre risitas y un poco de cachondeo, dice que él no confiaría en esa caja y que hay otras que están casi en la misma situación. Y para qué os voy a engañar, en estos momentos, para mí, el señor Abadía tiene más credibilidad que el señor Solbes, y más aún después de que ni su propio grupo cree ya en él.
Como he dicho al principio, un lector me ha comentado que hable un poco de la crisis. No suelo hacer mucho caso de los temas que me sugieren para escribir porque ya machaco bastante a mi inspiración obligándola a que solo salga durante las horas que tengo libres de trabajo para encima exigirle que se transforme en el tema que quiera fulanito o menganito. Pero cuando me lo dijo me quedé observando a la gente y me pregunté: ¿hay crisis a nivel de calle o no?

Al principio de la crisis, parecía que no se nos había metido todavía en nuestras casas, pero ahora sí. Ya esta enroscada en nuestras carteras y bolsos. Me di cuenta justo aquel día. Estábamos en un bar tomando unas cañas cuando este lector habló conmigo y me di cuenta de que consumimos menos que antes. Salimos menos a la calle por el gasto que supone y nos divertirnos menos. No contento con mis propios datos le pregunté al dueño del bar:
- ¿Dónde se ha ido hoy todo el mundo?
Éste, mirándome con cara de asco, arrugando la nariz para agudizar un poco más su curvatura aguileña e hincando el mentón en el pecho para que se pudiera ver el brillo de la calva en su totalidad, me espetó:
-A la gente parece que se le ha olvidado que hoy tengo abierto. ¿Qué le has puesto en la quiniela al Villarreal?

Al rato de aquello, se me acerco para saludarme un amigo que hacía tiempo que no veía porque está trabajando en Madrid. Estuvimos hablando de algunos temas, entre ellos del trabajo. Y me comentó que en la empresa en la que él trabaja están despidiendo a mucha gente.
Es decir, que la crisis no sólo se nos ha metido ya en nuestras casas, en nuestras carteras y en nuestros ratos de ocio; también se nos ha metido en nuestro trabajo provocando un temor a ser despedidos o a que la empresa en la que trabajas tenga que cerrar dejándote en la calle.

Hoy, leí un artículo de Arturo Pérez Reverte en el que contaba la historia de una chica que tenía que hacerse cargo económicamente de su casa, con un sueldo de 900 euros, porque a su padre lo habían despedido del trabajo y se originaban una serie de males que desembocaban en que el único dinero, con el que podían contar, era el de ella, para comer, hacer frente al pago de la casa y otros gastos adicionales.
Se supone que esta gente vivía antes con una cierta holgura, no sería para tirar cohetes, pero por lo menos se podrían permitir algún caprichito.

Mi pregunta es: ¿A cuánta gente le está ocurriendo esto? ¿Qué pasará con estas personas si, como dicen algunos, lo peor está por llegar? ¿Seguirá este gobierno ignorando a esta gente y escondiendo estos datos con noticias de despiste?

lunes, 6 de abril de 2009

Juan III

Hace poco se cumplieron 16 años de la muerte de Juan III.

El 31 de enero del 2009, publiqué un articulo aquí en Corpus Nudum que se tituló “Las putadas de antes”. Esta entrada empieza dejando ver al lector que estoy totalmente de acuerdo con que a Don Juan se le reconozca como Juan III: “…Luis María Anson, miembro del consejo privado del Conde de Barcelona (para mi Juan III)…”

Soy partidario de este reconocimiento porque creo que el papel jugado por este hombre, que fue Rey de derecho aunque no de hecho, ayudó muchísimo a que en España se estableciera una Monarquía parlamentaria y no una Monarquía absolutista como quería “franquito”.

El centro izquierda liderado por Indalecio Prieto y el centro derecha representado por Gil Robles, los dos en el exilio, hicieron un pacto en 1947 para que Juan III fuera Rey de hecho en España.

Después de la segunda guerra mundial y de la caída de Adolf Hitler, parecía bastante obvio que los países aliados la iban a tomar contra el caudillo puesto que éste apoyó a las potencias del Eje.
Esta teoría parecía tenerla muy clara todo el mundo: los aliados se cargan a Franco, la democracia se restablece en España bajo la Monarquía parlamentaria de Juan III, a Indalecio Prieto se le nombra presidente del gobierno y se convocan elecciones generales; todo el mundo tan contento con “franquito” bajo tierra, tan libre con una democracia y que gane el que más votos consiga.


Pero la cosa se torció. Los aliados pensaron en otra salida. Se sabía que si en España se convocaban elecciones generales las iban a ganar las izquierdas. Stalin, al que también se le ha dedicado un artículo en este blog, con su comunismo criminal y su mala leche asesina, venía pegando fuerte desde oriente y lo que menos le convenía al mundo era que tuviera un apoyo en España. Así que los aliados decidieron no intervenir en este país, prefirieron a un Franco que no molestara en vez de a un posible aliado de Stalin. De esta forma fue como el dictador se empotró de nuevo en su sillón, del que estuvieron apunto de levantarlo, y se regocijó en su poder y dominio hasta el fin de sus días dejando vacío el trono del Rey.

Eso, por supuesto, explicado un poco a groso modo, fue lo que terminó de joder los sueños monárquicos de Don Juan.
Pero no fue el fin. Algunos políticos al servicio del Rey, resistieron el palo. Según Luis María Anson, idearon una estrategia de engaño para el dictador. El plan consistía en que si Don Juan no podía ser Rey de hecho de España, porque sus relaciones con Franco eran muy malas, el caudillo nombrara como sucesor a su hijo Juan Carlos y así fue. Consiguieron que si Franco moría sin nombrar sucesor en cualquier atentado o por enfermedad, Don Juan fuera el Rey y si por casualidad moría habiendo nombrado sucesor (que es lo que ocurrió), lo sería Don Juan Carlos.

El trabajo de Juan III fue “la incorporación de la oposición democrática” a la causa monárquica. Desde mi punto de vista, consiguió que Juan Carlos I tuviera el apoyo popular que le hacía falta para ser Rey y que de esta forma se pudiera crear una “Monarquía de todos”, al servicio del pueblo, con elecciones libres, con una constitución, y no una Monarquía autoritaria como quería Franco.
Yo pienso que si el caudillo levantara la cabeza y viera lo que ha hecho su sucesor, Juan Carlos I, se volvería a morir de coraje con un solo nombre en la mente: Juan III.
Como bien dice Anson, “Ha llegado ya el momento, porque las técnicas modernas lo permiten, de trasladar los restos de Don Juan desde el Pudridero hasta el sarcófago de mármol que para él está preparado en el Panteón” de Reyes del Monasterio de El Escorial.

Juan III, Conde de Barcelona, fue Rey de derecho de España.