lunes, 6 de abril de 2009

Juan III

Hace poco se cumplieron 16 años de la muerte de Juan III.

El 31 de enero del 2009, publiqué un articulo aquí en Corpus Nudum que se tituló “Las putadas de antes”. Esta entrada empieza dejando ver al lector que estoy totalmente de acuerdo con que a Don Juan se le reconozca como Juan III: “…Luis María Anson, miembro del consejo privado del Conde de Barcelona (para mi Juan III)…”

Soy partidario de este reconocimiento porque creo que el papel jugado por este hombre, que fue Rey de derecho aunque no de hecho, ayudó muchísimo a que en España se estableciera una Monarquía parlamentaria y no una Monarquía absolutista como quería “franquito”.

El centro izquierda liderado por Indalecio Prieto y el centro derecha representado por Gil Robles, los dos en el exilio, hicieron un pacto en 1947 para que Juan III fuera Rey de hecho en España.

Después de la segunda guerra mundial y de la caída de Adolf Hitler, parecía bastante obvio que los países aliados la iban a tomar contra el caudillo puesto que éste apoyó a las potencias del Eje.
Esta teoría parecía tenerla muy clara todo el mundo: los aliados se cargan a Franco, la democracia se restablece en España bajo la Monarquía parlamentaria de Juan III, a Indalecio Prieto se le nombra presidente del gobierno y se convocan elecciones generales; todo el mundo tan contento con “franquito” bajo tierra, tan libre con una democracia y que gane el que más votos consiga.


Pero la cosa se torció. Los aliados pensaron en otra salida. Se sabía que si en España se convocaban elecciones generales las iban a ganar las izquierdas. Stalin, al que también se le ha dedicado un artículo en este blog, con su comunismo criminal y su mala leche asesina, venía pegando fuerte desde oriente y lo que menos le convenía al mundo era que tuviera un apoyo en España. Así que los aliados decidieron no intervenir en este país, prefirieron a un Franco que no molestara en vez de a un posible aliado de Stalin. De esta forma fue como el dictador se empotró de nuevo en su sillón, del que estuvieron apunto de levantarlo, y se regocijó en su poder y dominio hasta el fin de sus días dejando vacío el trono del Rey.

Eso, por supuesto, explicado un poco a groso modo, fue lo que terminó de joder los sueños monárquicos de Don Juan.
Pero no fue el fin. Algunos políticos al servicio del Rey, resistieron el palo. Según Luis María Anson, idearon una estrategia de engaño para el dictador. El plan consistía en que si Don Juan no podía ser Rey de hecho de España, porque sus relaciones con Franco eran muy malas, el caudillo nombrara como sucesor a su hijo Juan Carlos y así fue. Consiguieron que si Franco moría sin nombrar sucesor en cualquier atentado o por enfermedad, Don Juan fuera el Rey y si por casualidad moría habiendo nombrado sucesor (que es lo que ocurrió), lo sería Don Juan Carlos.

El trabajo de Juan III fue “la incorporación de la oposición democrática” a la causa monárquica. Desde mi punto de vista, consiguió que Juan Carlos I tuviera el apoyo popular que le hacía falta para ser Rey y que de esta forma se pudiera crear una “Monarquía de todos”, al servicio del pueblo, con elecciones libres, con una constitución, y no una Monarquía autoritaria como quería Franco.
Yo pienso que si el caudillo levantara la cabeza y viera lo que ha hecho su sucesor, Juan Carlos I, se volvería a morir de coraje con un solo nombre en la mente: Juan III.
Como bien dice Anson, “Ha llegado ya el momento, porque las técnicas modernas lo permiten, de trasladar los restos de Don Juan desde el Pudridero hasta el sarcófago de mármol que para él está preparado en el Panteón” de Reyes del Monasterio de El Escorial.

Juan III, Conde de Barcelona, fue Rey de derecho de España.

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