domingo, 1 de agosto de 2010

Estocada a la libertad en Cataluña

Hace algún tiempo, no sé si lo recordáis, escribí en este blog un artículo que se llamaba “los tonto-toros”. En éste queda clara mi negativa a lo que está pasando ahora en Cataluña. Por eso no quería enfocar esta entrada de la misma forma, es decir, defendiendo a los toreros, a los ganaderos y a todo el mundo que vive de esta fiesta.

Quiero que nos paremos a pensar en el recorte de libertades que algunos políticos, insensatos, quieren imponer a la sociedad española. Sí, lo he dicho bien, si queréis lo repito: a la sociedad española.
Es que parece que no se puede decir que estamos en España cuando estamos en Cataluña. Pues sí, también es España. Por mucho que a algunos les pese. O si no que se hubieran dado una vuelta por los alrededores de la Sagrada Familia el día que ganamos el mundial y después que hubiera mirado cuanta gente votó el estatuto.

Pero a todos estos politiquillos de pacotilla les trae sin cuidado que poco a poco estén convirtiendo a una parte de nuestro país en un régimen de prohibiciones, con todas las letras, sometiendo a la sociedad catalana a acatar unas leyes absurdas, molestas, y dañinas para la convivencia.
O si no cómo se explica que los establecimientos no puedan rotular en español.
Qué escusa hay para que un niño no pueda aprender el idioma de Cervantes.
Cómo es posible que nuestro Gobierno se conforme a que se vulnere la constitución por un puñado de votos.
Por qué se le dice a los niños de un albergue que España ha perdido el mundial.
Y ahora… lo de los toros.

Una auténtica demostración de fuerza, de sometimiento. No hablo de la fiesta en sí, sino de lo que algunos partidos políticos están haciendo con España.

Dice el señor Rubalcaba que no se debe convertir la decisión de prohibir los toros en política, pero lo cierto es que a este Gobierno cada vez le salen más cuernos y más toreros con ganas de torearlo (dejo esta expresión para que el “sagaz lector” le dé el sentido que más le convenga).

Por mi parte sólo queda esta crítica porque por supuesto no voy a ser yo quien pida perdón por la insolencia de estos tiempos descarados para con la cultura de un país que poco a poco se quiebra.

No pediré perdón a Alberti, ni a Goya, ni a Neruda, ni a Picasso, ni a Hernández, ni a Manet.
No, no pienso disculparme ante Hemingway, ni ante Lorca ni Machado, ni ante… ni ante… ni ante tantos y tantos….

“Torear bien es hacer que no se desperdicie nada en la embestida del animal, sino que el torero la absorba y gobierne íntegra.”

Tampoco hay que disculparse ante Ortega y Gasset, al menos yo estoy tranquilo, no es mío este error, pero dudo que los que deben hacerlo, tengan la categoría y la clase de rectificar.

O es posible que se vuelvan a reír de todos nosotros y que en vez de torear a un toro le prendan los cuernos con fuego. Pero no pasa nada, mientras que en el resto de España haya gente con ganas de justificarlos…

¡Qué vergüenza!!!!!