miércoles, 28 de marzo de 2012

Síndrome de Estocolmo

El Partido Popular ganó las elecciones autonómicas de Andalucía este último fin de semana. Los resultados han sido 50 escaños para los populares, 47 para los socialistas y 12 para IU que es el partido que ha conseguido la remontada más alta con respecto a las últimas.

A pesar de los esfuerzos del PP por sacar la mayoría absoluta, la subida no ha sido suficiente y es muy posible que se pacte un gobierno entre PSOE-IU. Es la triste victoria de un partido al que se le ha impuesto, para poder gobernar, la obligación de la mayoría absoluta. Y la dulce derrota de un PSOE que durante toda la jornada de elecciones, en lo único que pensaba era en que el PP no sacara los 55 escaños, suficientes para formar gobierno.

Al igual que hace 200 años, cuando España navegaba a la deriva entre un reinado liberal y uno absolutista, Andalucía, ha elegido seguir con el absolutismo, con el gobierno del “más de lo mismo”, con el “yo hago lo que quiero porque quiero”. Son ya tres décadas y al parecer todavía no es suficiente.

Es como una especie de síndrome de Estocolmo en el que el secuestrado ayuda a que la policía no encuentre a su secuestrador. Es la complicidad entre una víctima, Andalucía, y el mismo que está causándole el daño.

Y es así como lo han vivido algunos medios de comunicación que no se explican cómo puede una comunidad autónoma seguir con la misma política si se le da la oportunidad de cambiar, de probar otras cosas, de evitar que sucumba en la más agonizante crisis, no solo económica, sino de confianza en nuestros políticos.

Cómo se espera que después de los escándalos de los Chaves, Paula e Iván, sobre todo los 10 millones de euros del “caso Matsa” y que después del caso de los EREs falsos, prejubilaciones fraudulentas bañadas de copas, fiestas y cocaína a mansalva, cómo se espera que después de esto la credibilidad en la clase política se mantenga si no la cambiamos.

El pueblo ha hablado y hay que respetar su decisión. Ha decidido que el PP gane estas elecciones, y eso es lo que ha pasado. Ha decidido que el PSOE las pierda y las ha perdido. Ha decidido que IU doble su número de escaños con respecto a las últimas y así ha sido. Es decir, que ha habido cambios en el número de escaños desde el 2008.

El problema es que cuando el pueblo habla con la boca chica…, pasa lo que pasa, que por mucho que cambien los votos, no es suficiente. Para dar una lección a un gobierno, por su mala gestión, el zarpazo de las urnas debe de ser contundente, como el de las últimas elecciones generales, por ejemplo. Pero así no, a medias entre la contundencia, entre lo drástico y lo débil no se da lección alguna.

Y cuando no se da lección alguna lo que ocurre es esto: que el número de votos baile de un partido a otro, que el número de escaños baile de un partido a otro y que las cosas sigan igual que estaban; que posiblemente gobiernen los mismos y que no haya servido absolutamente para nada ganar una elecciones.

lunes, 12 de marzo de 2012

El discurso de Morfeo

Según la mitología griega, Morfeo, es el Dios de los sueños. Hijo de Hipnos y de Pasítea.
Pero también, se les han llamado con este nombre a personajes como al que representa el actor Laurence Fishburne, capitán de la “Nabucodonosor”, una de las naves de la saga Matrix, de los Hermanos Wachowski,  por ejemplo.
Supongo que la elección del nombre, Morfeo, fue porque este creía en un oráculo, en una profecía y en que un sueño se podía hacer realidad. Este Morfeo creía en “el elegido”, el hombre que, según sus sueños, sus creencias, llegaría a salvarles de la invasión del “mundo de las máquinas”.

Es curioso porque al ver las últimas noticias de las protestas de los sindicatos contra la reforma laboral de este domingo, independientemente de que el día y la fecha escogidos no son los más indicados por querer jugar a que la representación trágica fustigue aún más a un pueblo todavía dolido e indignado con el 11M, y de la convocatoria de una huelga general para este 29 de marzo, me ha venido a la cabeza el discurso del Morfeo de Matrix, en la ciudad de Sión ante todo el pueblo.
Rajoy debería tomar nota de este discurso. Es espectacular cuando Morfeo hace callar a todos con las manos y los brazos abiertos hacia delante y grita: “¡Sión escuchadme!” -el pueblo se calla- “Lo que muchos habéis oído es cierto…”

A este gobierno no se le va a dar tregua ninguna. Desde el primer día, Europa le está haciendo la vida imposible para que recorte del déficit público. Ahora son los sindicatos los que salen a la calle para protestar por la reforma laboral y tensar aún más el nudo. No se le ha dado ni los 100 días de cortesía. Pero todo esto era de esperar. Después de los últimos coletazos del anterior gobierno con la prima de riesgo subiendo como la espuma… 100 días es una eternidad. De hecho Mariano Rajoy ya lo auguró cuando fue pillado hablando con sus homólogos europeos diciendo que “la reforma laboral me va a costar una huelga”. Vamos, que los sindicatos han sido totalmente predecibles, tratándose de los dos mandamases o líderes sindicales mayoritarios, no se podía esperar otra cosa: meter miedo a la población con una huelga prontito y rápido y poco más, que viene el toro de la derecha y toca trabajar todo lo que no se ha hecho en los últimos años.  

“Os pido que me creáis cuando afirmo que se acercan tiempos difíciles” –seguía diciendo Morfeo- “pero para poder estar preparados debemos librarnos de todos nuestros temores. Hoy estoy aquí ante vosotros y no tengo ningún miedo.”

Rajoy debería plantarse delante de la gente y robarle este discurso al gran Morfeo: “¿Por qué? ¿Por tener un credo diferente al vuestro? No. Si hoy estoy aquí sin miedo es porque tengo memoria.”

Ya hemos vivido esto antes aunque quizá no con tanta intensidad, pero sí que los hemos vivido. Tenemos memoria y sabemos que no es la primera vez que un gobierno socialista deja al país hecho un desastre en mitad de una crisis y tiene que llegar el PP a arreglar la economía y a estar dispuesto a que lo tachen de recortar el sueldo y las libertades de los trabajadores. La memoria es algo esencial para la política, para no caer en los errores, aprender de los fallos y saber quienes han estado dispuestos a luchar para levantar a un país y quienes se han dedicado a poner zancadillas.

“Y tengo presente que estoy aquí no por el camino que aún se abre ante mí, sino por el camino que ha quedado detrás de mí” “Y tengo presente lo más importante: ¡Aún estamos aquí!”

Morfeo sigue subido en su roca mirando fijamente a su público: “¡Hagamos que se estremezca esta cueva! ¡Esta noche hagamos que tiemblen estas entrañas de tierra, hierro y piedra! ¡Que se nos oiga desde el núcleo incandescente hasta el cielo negro! Esta noche, les diremos que tengan muy bien presente
¡¡¡¡QUE ESTO ES SIÓN Y QUE NO TENEMOS MIEDO!!!!