viernes, 27 de marzo de 2009

Niñatos consentidos

Es curioso lo que están haciendo esos niñatos con la policía y con la justicia. Me refiero a los que presuntamente mataron a Marta del Castillo, que primero dijeron que la tiraron al río y cuando la policía peinó todo el Guadalquivir cambiaron de opinión y dijeron que la habían tirado a un contenedor de basura y si no la encuentran en el basurero seguramente se inventaran otra trola que creará aun más incertidumbre.

No sé, a mí me da la impresión de que el caso va más para atrás que para adelante. Espero que me equivoque porque, por lo que dicen y yo lo veo lógico, la desesperación de los padres va en aumento.

Pero tiene tarea que unos niñatos puedan reírse de un país entero, de la policía, de todos sus habitantes, de la justicia, de sus abogados, etc. Parece que se han dado cuenta de que sí, de que lo pueden hacer. Pueden cagarse encima de este “país de mierda” y cuando pasen unos años, nadie se va a acordar de quien fue esta mierda porque entre tanta mierda a ver quien reconoce la de unos o la de otros.

El padre de Marta, ha declarado que “si ya no aparece es que Miguel no sabe donde está”. Dice que “podría haber contado con la colaboración de otra persona y que sienta un pánico horroroso a confesarlo”. El caso es que si no se encuentra a Marta, este tal Miguel, seguirá mandando a la policía de un lado para otro.


El otro día se habló de esto en un programa de televisión, en una entrevista que le hizo Jesús Quintero al Juez Emilio Calatayud.
El Juez dijo que este presunto asesino podría ser muy fuerte sicológicamente, que quizá hubiera cambiado la cosa si la policía hubiera actuado con más presteza y que para este tipo de asesinos había que mirar su pasado.

La entrevista, que desde mi punto de vista fue muy buena, fue tomando esa línea, la de cómo educar a los niños o como se deberían de haber educado.
Calatayud dijo que los niños nos están poniendo a prueba desde el primer día, desde que nacen, desde que lloran por la noche y los metes en tu cama. Dijo que deben de saber que no son los dueños de la casa, que un cachete a tiempo podía resolver muchas cosas, aunque aquí matizó que tenía que ser a su debido tiempo y con la intensidad adecuada.

Quintero preguntó que si él había tenido que dar algún cachete a sus hijos y el juez contestó que sí, pero que había dado mucho menos de lo que había recibido y que a el no le ha causado ningún trauma.


Se hablaron cosas que son espeluznantes sobre los menores: acusaciones falsas de violaciones de niñas hacia sus padres y hacia sus “novios” por la hora de llegada a casa. Una niña llega a casa tarde y lo único que se le ocurre para excusarse es acusar a su novio de violación. Hay que joderse.

Se hizo referencia a la ley del aborto: ¿como puede ser posible que una niña menor pueda abortar sin el consentimiento de sus padres si no tiene derecho ni para comprar un coche sola?

Dijo el señor Emilio muchas cosas con las que yo estoy totalmente de acuerdo, una de ellas es que los niños cada vez son menos maduros porque cada vez se le piden menos responsabilidades. Muchos derechos pero menos deberes. Y si estos deberes los cumplen hay que hacerles un regalo (una “PlayStation”, por ejemplo), como si hubiera que darles las gracias por cumplir las reglas de la sociedad.

Y también habló el Juez de que se deberían de hacer escuelas para padres, para enseñar a ser padres.
Yo no se si eso sería bueno, amigo Emilio, pero de una cosa sí que estoy seguro: Como a los padres les dejen pasar también con cuatro suspensas esta propuesta va a ser la que termine de hundir a la educación.

sábado, 14 de marzo de 2009

La libre creencia

Hay algunas formas de expresión que hacen que se te haga un nudo en la garganta cuando las lees, y cuando las escuchas. Yo soy más dado a leer que a escuchar, es decir, que me cansa, en algunas ocasiones, la voz de las personas. Esto no quiere decir que no escuche nunca porque hay gente que su voz es tan entrañable, o tan potente, o simplemente que sabe donde tiene que hacer, por ejemplo, las pausas para que el discurso sea más llevadero, que provocan una especie de hipnosis.
Hay comentaristas de radio o escritores de artículos que creo que nunca voy a dejar de leerlos ni de escuchar sus relatos, por esa razón.

No es sólo el relato en sí, sino la forma de decirlo, de expresarlo, y de sentirlo. No sé por qué pero el receptor, en este caso yo, está totalmente seguro de que el que habla o escribe, se está creyendo lo que dice; se lo cree, lo siente, e incluso hace que uno, aunque en algunas ocasiones no esté muy de acuerdo con lo que se está diciendo, comprenda su sentimiento hasta el punto de despertar una sensación de amor, o de querer defender la creencia o la fe de una persona. Aunque uno no la sienta como suya.

Yo creo que este sentimiento es el que nos puede llevar a la libertad plena, que para mí no consiste en otra cosa que en comprender el por qué alguna gente tiene tanta fe en algo, en meterse en el pellejo de esta gente y sentir lo que ellos sienten.

Hay personas que creen que la libertad consiste en tener sus propias creencias e ideales y rechazar otras con todas sus fuerzas. Eso no es libertad.
Toda persona que sea libre debería de saber que el rechazo a los pensamientos de los demás es lo que, poco a poco, nos puede llevar a ser menos libres a todos.

La vida del que es libre no está exenta del trabajo de comprender a los demás. Esta vida requiere una dedicación especial a todas las formas de pensamiento que nos rodean, a todos los ideales, un trabajo constante por entender a las personas que tienen otras doctrinas y también por enseñar la de uno mismo.

Para que se me comprenda: es muy posible que el ser libre nos suponga mucho más trabajo que el no serlo. Es la recompensa de vivir en paz unos con otros, y el respeto de todos hacia todos lo que hacen que ese trabajo valga la pena.

Hace algunos días leí el discurso o el pregón de la presentación del cartel de Semana Santa. Digo que lo leí porque no tuve ocasión de verlo y escucharlo.
Sobre aquellos folios se derramaba algo, no sé que, pero era algo que mojaba sobre seco.

Quizás no se comprenda muy bien lo que quiero decir, o quizás se me tome por loco (ninguna de las dos opciones son muy gratificantes), pero sentado en un sillón con los papeles en las manos e intentando enlazar todas esas letras, unas con otras, imaginando todos los sentidos que se le pueden dar a la expresión de la fe, se me mojaban las manos con algo que no se secaba, algo que posiblemente sea lo que me ha llevado a escribir esto.
Era como una sensación de alegría, de comprender el por qué, de paz.

No quiero decir que me cambiara nada de mis pensamientos pero de alguna manera, leer aquello me ayudó a entender mucho mejor la creencia de muchas personas.

De alguna manera, el otro día, leer aquello me sirvió para ser más libre.
Creo que era eso lo que mojaba.

miércoles, 4 de marzo de 2009

!Con dos cojones!

Si entras en Youtube.com y pones en el buscador “ataque a herriko taberna” te saldrán unos videos de un hombre al que le destrozaron su casa los etarras con sus bombas.
Se tomó la justicia por su mano y la emprendió a mazazos contra una taberna de esas en las que se reúnen los etarras para hablar de sus asuntos, y hacer cosas propias de terroristas, y que además resultó ser la sede de la izquierda abertzale.

Esto pasa en Lazcao, Guipuzcoa, por culpa de una bomba que Eta puso el otro día en la sede del PSE y que le destrozó la casa a este hombre.
Ahora dicen que hay un montón de pintadas por todos sitios contra los “ataques fascistas” (así los llaman los terroristas cuando se refieren al episodio que protagonizó este individuo), pero ninguna pintada en contra de la bomba que pusieron los etarras. Hay que tener cara dura para llamar fascista a una persona que hace esto porque le han destrozado la casa con una bomba.



Pero a mí me gustaría hacer otra observación, y es que no he podido evitar ponerme a pensar en qué ocurriría si a todos los que les pasan cosas de estas, se tomaran la justicia por su mano.
Pienso que no soy el único que se ha puesto a pensar esto, y que la gente esta dispuesta ha luchar de esta forma cada vez más; pienso que no hay tanto miedo, o al menos yo no lo veo ahora igual que antes; y también pienso que como haya mucha gente como este hombre lo van a tener crudo los que ponen las bombas.

Yo siempre he sido de los que odian la violencia, de los que prefieren estar dentro de la ley con estas cosas y no tomarse la justicia por la mano. Pero cuando leí esta noticia me dije a mi mismo: ¡con dos cojones!
Lo siento mucho para el que le moleste pero no lo pude evitar.

Es que por mucho que algunos queramos escribir siendo, como se suele decir, todo lo políticamente correctos que se pueda, hay ocasiones en las que la palabras fluyen hacia afuera de esta forma y uno no puede hacer otra cosa que dejarlas salir o reventar en el intento de retenerlas y digerirlas para que el tiempo o el olvido cure los ardores de una conciencia maltrecha a la que siempre se le tendrá en cuenta que un día pasó esto o lo otro y no fue capaz de hablar.
No, hoy no voy a dejar que esto pase: ¡Con dos cojones!

En este país en el que vivimos, no podemos dejar pasar algo como esto: alguien llega tan tranquilo y te destroza la casa y si combina se caga en gran parte de tu familia y ¿tú vas y dices que la justicia se hará cargo de él? Pero ¿Cuándo?, y lo que es más importante: ¿Qué justicia?
Porque supongo yo que cuando hablamos de justicia no nos estaremos refiriendo a lo que hacía el señor Bermejo, o a lo que hace su secuaz Garzón.

El señor Bermejo ha tenido que dimitir porque es pillado en una cacería sin licencia, con el señor Garzón.
Este último, al mismo tiempo está investigando una trama de corrupción dentro del PP, que por lo que dicen llevan unos pocos de años con la investigación pero, queridos amigos, que casualidad que ha sido ahora cuando se ha sacado a la luz. Y es que yo creo que para que haya corrupción en el PP tiene que haber unas elecciones en algún sitio.

Por lo que parece, la gente nos estamos dando cuenta de lo que están haciendo con la justicia, del trapicheo que se traen algunos entre manos.


La gente nos percatamos de cómo están utilizando la justicia para el beneficio de un partido político.

Cuando uno lee estas cosas, las ve en la televisión, o las escucha en la radio, y se da cuenta de la justicia que tenemos en nuestro país, ¿Qué queréis que os diga?
¡Con dos cojones Emilio!