Recuerdo a Don Andrés López, nuestro maestro de latín y al mismo tiempo rector del colegio. Era y supongo que seguirá siendo una persona campechana, de Santaella. Recuerdo que para Mayo íbamos los montalbeños a su casa, pedíamos permiso para entrar en su despacho y cuando nos veía con la cabeza agachada nos decía: “ya se acerca la Romería y queréis iros al pueblo”. Aunque algunas veces intentara retenernos allí por caer esta fiesta entre semana y por las clases y los estudios que teníamos que perder, muy pocas lo consiguió, solíamos fugarnos si esto ocurría.
Ahora creo que el director es Antonio Casquet. Este hombre me enseñaba la asignatura de historia. Creo que me porté bastante mal con él. Aunque era un profesor al que he respetado, y admirado mucho y supongo que el sentimiento es recíproco, nunca aprobé su asignatura. La rebeldía de aquellos años pudo con todas sus explicaciones. Éramos muy jóvenes, y le teníamos un odio especial a todo lo que se moviera mediante unos cánones y unas leyes establecidas. Muchas veces me he arrepentido de no atenderle porque mi curiosidad me ha llevado a indagar sobre la historia pero en esta ocasión he tenido que hacerlo solo y eso cuesta.

Teníamos un himno, lo tuvimos que aprender, a mí no me gustó nunca pero eso es lo que había: Gloria, gloria al genial pedagogo/ de la iglesia cristiana sostén/ que pasó por la tierra triunfante/ derramando a raudales el bien…
Una especie de niñería absurda, o al menos eso es lo que yo pensaba en aquellos tiempos, pero ahora me doy cuenta que esa tontería les daba pie a los profesores para enseñarnos quien fue el fundador de los Colegios del Ave María.
Este fundador, Don Andrés Manjón y Manjón, fue un hombre que dio toda su vida por la educación, una especie de sabio que fue capaz de crear un proyecto de enseñanza, regido por unas normas morales y humanas, que revolucionó todos los métodos pedagógicos de ese tiempo. “A lo largo de su vida se abrieron unas 400 escuelas por todo el mundo”.
Eloy Vaquero, “en 1917, visitó en Granada las Escuelas del Ave María del padre Manjón…” “Para todo lo que fuese aprender e innovar Vaquero estaba siempre abierto a las más diversas corrientes”. (Lo entrecomillado lo he cogido de un prólogo de “Las Escuelas al Aire Libre” de Eloy Vaquero).
Todos estos recuerdos sobre mi colegio de hace años, legaron a mi mente mientras leía una noticia en la prensa el otro día.
Los padres de un niño de 11 años de Ibiza, quieren que aprenda español, pero en su colegio, parece que los mismos profesores repudian esta lengua. Por lo que leí, hay profesores que restan puntos por utilizar el español para expresarse en un examen, aunque solo sea para poner la fecha.
Este niño le contó a una profesora que en su casa, con sus padres habla castellano y esta contestó que era una “vergüenza, que un ibicenco hable en español con sus hijos”.

Cualquiera que haya leído de una forma más o menos constante los periódicos, o haya escuchado la radio, o visto la televisión en los últimos meses, sabe las restricciones que está teniendo nuestro idioma en algunas zonas de España. Es decir, que la noticia no es nueva, ya sabemos de otras malas artes contra esta lengua como las de los rótulos de los comercios en Cataluña y muchas más.
Lo que a mí me llama la atención es que este colegio se llama Cervantes. Es curioso. Cuando terminé de leer la noticia me quedé pensativo y no pude evitar preguntarme: ¿Le estarán enseñando estos profesores a sus alumnos por qué se llama Cervantes su colegio? ¿Le estarán explicando quién fue este hombre y cuáles fueron sus obras?
A mí en mi colegio me lo enseñaron.

Como he dicho al principio, un lector me ha comentado que hable un poco de la crisis. No suelo hacer mucho caso de los temas que me sugieren para escribir porque ya machaco bastante a mi inspiración obligándola a que solo salga durante las horas que tengo libres de trabajo para encima exigirle que se transforme en el tema que quiera fulanito o menganito. Pero cuando me lo dijo me quedé observando a la gente y me pregunté: ¿hay crisis a nivel de calle o no?




Como bien dice Anson, “Ha llegado ya el momento, porque las técnicas modernas lo permiten, de trasladar los restos de Don Juan desde el Pudridero hasta el sarcófago de mármol que para él está preparado en el Panteón” de Reyes del Monasterio de El Escorial.