lunes, 28 de julio de 2008

Pérez-Reverte y yo, y nuestro país...

El otro día al leer uno de los artículos semanales que escribe Arturo Pérez-Reverte, me llamó la atención como intentaba, este escritor, y en mi opinión lo conseguía, explicar el por qué en algunas ocasiones alude a España como “este país de mierda”.

La cosa es que, por lo que contaba, uno de sus lectores se le había quejado por culpa de esta expresión y entonces, decía Reverte, que no se iba a ir por la vía fácil que sería la de decir “que cada cual tiene derecho a hablar con dureza de aquello que ama, precisamente porque lo ama”. Así que escribió una historia sobre un niño de siete años, el mismo que le daba nombre al artículo: “Un facha de siete años”.


En la historia cuenta, a grandes rasgos, como un niño le pide a su tío que le compre una camiseta con la bandera española, ya que los amigos, todos, tienen camisetas con los colores de otros países, y el pobre quería sorprenderles. Cuando se la puso, los compañeros le preguntaron que si era facha o qué. “Siete años señores y caballeros”.

El escritor contó también otra anécdota muy parecida a la del niño, en el sentido de que parece que repudiamos todo lo que es nuestro. Y yo iría aun más lejos diciendo que incluso nos da igual que nos quiten lo que es nuestro, incluso que nos quiten la vida, nos da igual ver a un o una criminal paseándose por la calle tan tranquilo o tranquila y riéndose de todo un país.

La verdad es que no se por que cuento en este artículo una historia de Pérez-Reverte, pero quizá tenga algo que ver con que me he levantado de la siesta, he encendido el ordenador, y casi con los ojos pegados me he dado una vuelta por la prensa digital, y lo primero que leo es que “el juez, deja en libertad bajo fianza de 30000 euros a la alcaldesa de Mondragón”, una mujer que lleva en la cárcel desde el pasado 30 de abril “por colaboración con banda armada, entre otros delitos” y lo único que se me ha venido a la cabeza es decir en voz alta:
¡Esto solo ocurre en “ este país de mierda"!

3 comentarios:

Prudencio Salces dijo...

En efecto, solo por lo que uno ama de verdad se le subleva la rabia. Y en nuestro país suelen suceder tantas barbaridades de justicia como de poder. ¿No se le ocurrió al alcalde de Morón, creo recordar que era el pueblo, nombrar ALCALDESA a una virgen? «Hay en mi corazón furias y penas», dice uno de los más hermosos endecasílabos de Francisco Quevedo, o Quevedo simplemente.

Corpus, pido disculpas por la cantidad de erratas de mi comentario anterior, producto, como comprenderéis tú y tus lectores, de escribir sin mirar la pantalla y no volver a repasar lo escrito.

Hasta pronto

corpus nudum dijo...

Bueno, yo la verdad es que no nombraría a la Virgen María Auxiliadora como alcaldesa de un pueblo, pero creo que hubo solo dos votos negativos en el pleno y ninguna abstención.
Eso de Morón, yo me lo puedo tragar porque es posible que ese pueblo quiera mucho a su virgen o yo que se, ya sabemos todos lo que pasa cuando el pueblo se vuelca en una creencia, ejemplo de ello puede ser lo querido que es en Montalbán Jesús del Calvario.

Pero una persona como esta mujer de Mondragón que sale de la cárcel en menos de tres meses habiendo colaborado con una banda que a lo que se dedica es, nada más y nada menos, que a matar personas…. Es que no, es que no se como pueden pasar estas cosas.

Saludos.

Anónimo dijo...

Pueden pasar esas cosas, pienso yo, por las sencilla razón de que entre la justicia y la política haya mucho juego sució, porque ha veces se parecen ellos mismo a los terroristas. Pero de lo de Morón, mejor lo dejamos, ¿verdad?